Harriet Manner sabe muchas cosas curiosas:
* Los seres humanos tienen 70.000 pensamientos al día.
* Las orugas cuentan con cuatro mil músculos.
* Una persona normal come una tonelada de comida al año.
* Geek + modelo = que te digan muchísimas cosas cuando pasas por el pasillo de la escuela.
Pero no tiene ni idea de chicos. Y en un viaje relámpago de modelos a Tokyo, Harriet cambiaría todo lo que ha aprendido en su vida por la más mínima pista de lo que se supone que debería hacer a continuación…
La serie de Geek Girl es algo que me ha sorprendido y cada vez que necesito un libro ameno y ágil pienso en Harriet y en qué haría ella. Este segundo tomo es muy divertido y te deja conocer más a Harriet y a algunos personajes secundarios.
Lo que más me gusta de esta serie es como empiezan los libros. Harriet es de esas personas que piensan que son diferentes, raras y que eso es malo, pero en mi opinión es genial, divertida y, sí, algo patosa, pero también muy tierna. Todavía recuerdo el principio del primer tomo con Harriet y su enfermedad de pintalabios. La verdad es que imaginación no le falta. Sin embargo, en este segundo tomo, encontramos a una Harriet más centrada (o al menos lo intenta): quiere hacer bien su trabajo y quiere una estabilidad mental.
La historia de este libro empieza con Harriet en el principio del verano que había soñado, cuando una serie de acontecimientos le dan un vuelco y se convierte en algo muy diferente a lo que ella tenia planeado. Me encanta que la protagonista vaya contando la historia como si nosotros fuéramos parte de ella: sus datos curiosos son cada vez más recurrentes y su carisma aumenta con cada historia que nos relata. A veces creo que todos deberíamos ser un poco Harriet y tener ese dialogo interior para centrarnos más en las cosas que necesitamos y podemos hacer.

Un libro que recomiendo, al igual que el primero, y ahora toca esperar un poco hasta el siguiente tomo o aventura de nuestra geek preferida.
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