Se respira la melancolía, el cielo se encierra en si mismo, las nubes que parecían algodón se tiñen de negro, el viento fuerte y eterno ese el cual no conoce limites ruge con su toda su corpulencia. Los rayos aparecen y todo se ilumina, mi alma calla a la espera de lo inevitable.
Las gotas de agua se condensan y esperan impacientes su turno, el cielo brama y el sonido de los truenos lo envuelve todo, el ciclo comienza y la lluvia cae sin compasión, los suelos se inundan y arrastran todo a su paso, la naturaleza reclama lo que es suyo y nadie puede detenerla.
Somos títeres de un juego del cual nadie puede huir, un juego que nos demuestra a cada paso que por muy fuertes que seamos el rige nuestro camino, el dispone y deja componer las piezas según le convengan.
Ingenuos los que se crean dueños de su camino ya que nadie salvo ella puede saber la travesía que te lleva al Shangri-la.
Ese camino por el cual todos luchamos en este campo de batalla, esa senda que muy pocos afortunados alcanzaran.
Te preguntarás.....
- Vale la pena disputar esa pugna para lograr ese fin??
Si eres sabio sabrás la respuesta ya que el juego ha empezado y nadie puede abandonarlo.
El recorrido es duro y está lleno de obstáculos pero nadie dijo que fuera sencillo, jamas debes sentirte alentado al fracaso ya que eso te lleva a la desesperación y esta a la caída. Pero quizás algo dentro de ti te ayude. La valentía es una gran arma, utilízala, ella será tu mejor compañera, alguien en quien confiar y que te aliviará de las cargas del camino.
El término del camino nunca es el mismo para todos, establece tu juego y jamas te des por vencido si conoces a tu adversario te será más fácil llegar a tu fin, no seas impulsivo ni egoísta piensa bien en tus actos ya que estos pueden influir en los demás participantes.
Recuerda la guerra puede hacer que sientas la soledad pero eso depende de ti. Todos buscamos lo mismo porque hacerlo solo si puedes escoger con quien llegar.
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