¿Qué pasaría si un día fotografiaras algo que no debieras? Algo tan simple como salir a fotografiar la lluvia o a personas anónimas que desprenden algún tipo de fotogenia, puede cambiar tu vida. Ésta es la historia de una aficionada a la fotografía que solo pretendía ser observadora anónima y mirar el mundo a través del visor de su cámara, pero a la que una serie de acontecimientos le muestra que no siempre se puede pasar desapercibido ni asomarse al mundo sin dejar huella y sin que el mundo deje huella en ti.
La sinopsis del libro llamó mi atención, así que decidí darle una oportunidad. El hecho que la fotografía fuera parte de la trama fue lo que realmente me atrapó, pero la novela contenía más cosas de las que esperaba.
La trama se centra en la vida de Carolina. Ella es un personaje un tanto ambiguo: en ocasiones te sorprende con su forma de actuar y, en otras, te parece algo abstraída. Nos encontramos con una etapa de su vida en la cual se siente bastante desorientada: no tiene trabajo, por lo cual creo que tiene demasiado tiempo para pensar en cosas que tal vez no debería. Decide refugiarse en algo que le agrada: la fotografía.
Durante sus andanzas por la ciudad, algo extraño le sucede y da rienda suelta a una historia llena de misterio y búsqueda existencial. Desconozco si la autora quiso darle ese efecto, pero para mí la obra ha sido el descubrimiento del “yo” de Carolina.
Como ya he comentado, la protagonista es retraída y tiene miedo a ciertas partes de su vida que aún no ha resuelto, pero también es un tanto temeraria y se lanza a situaciones poco usuales para alguien como ella. Eso hace que se conozca y evolucione.
El final de Fotografiar la Lluvia es algo confuso y lo cierto es que no esperas que acabe de esa manera, aunque en el fondo tiene sentido.
Considero que es una lectura para una tarde llena de reflexiones y sentimientos que hará que no sólo sea la protagonista quien encuentre un camino, si no que logrará hacerte dar cuenta que todos, en ocasiones, estamos perdidos y debemos encontrarnos.
